Ferrari Portofino 2018, nada tiene de básico
Ante su última renovación, repasemos la historia de los GTs de acceso a la casa del Cavallino Rampante. No, nunca habrá un Ferrari que se pueda llamar “básico”.
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DINO: HACE MUCHO, MUCHO TIEMPO
La idea de un auto más sencillo, accesible, vendido en mayores cantidades para competir contra otras marcas como Porsche o Jaguar, pero no por ello menos deportivo y purista, siempre ha estado en la mente de los responsables de Ferrari. Es por ello que a finales de los años sesenta se presentaba la línea Dino, en honor del finado Alfredo Alfredino “Dino” Ferrari, el hijo del Commendatore Don Enzo, fallecido a los 24 años en 1956.
FERRARI CON V8 CENTRAL
Al final la marca Dino como tal no cuajó, aunque fue “absorbida” bajo el manto de Ferrari, que siguió ofreciendo autos más accesibles con motor central, aunque ahora con configuración de ocho cilindros. La línea de acceso se inauguró en 1975 con el 308 GTB (aunque hubo un 208 GTB con un V8 2.0 litros turboalimentado). En 1985 continúo la saga con el 328 GTB de 270 HP, que también tuvo una variante 2.0 Turbo.
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LOS AÑOS OSCUROS
El 348 GTB recibía un V8 más grande, pero se vio alcanzado por su competencia, especialmente, con los nuevos desarrollos del lejano oriente, pues un Acura NSX o un Nissan 300ZX TwinTurbo podían superar fácilmente al vehículo italiano. La muerte de Enzo Ferrari en 1988 no ayudó a reflotar la compañía, aunque Luca Cordero di Montezemolo hizo un esfuerzo considerable por regresar a la marca a la senda del triunfo.
BELLEZAS DEL MEDITERRÁNEO
Tras enmendarse con el F355, la firma por fin retomaba el camino con el 360 Modena en 1999. El motor de 3.6 litros con 400 caballos no era un progreso tan espectacular en este auto, pero cumplía normativas ambientales más estrictas y, más importante, ofrecía una carrocería orgánica tan hermosamente esculpida que hacía parecer atrancapuertas a sus dos antecesores.
FERRARI CALIFORNIA, UN NUEVO MODELO BÁSICO
Ferrari parecía haber alcanzado la perfección con el F430 de casi 500 corceles, pero algunos centímetros más, para un total de 4.5 litros, bastaron para ofrecer la obscena cifra de 570 HP en el 458 Italia de 2009. Nada había de básico en este modelo cuando un Porsche 911 Turbo S de la época ofrecía “apenas” 523 HP. Se volvió necesario un nuevo auto de acceso, por lo que apareció el Ferrari California, un GT de techo duro retráctil.
FERRARI PORTOFINO, HEREDERO DEL CALIFORNIA T
Pese a que seguía siendo un Ferrari con todas sus letras, muy pronto el California se vio afectado por la misma ola “repotenciadora” que afecto a los V8 de motor central, además de iniciar la tendencia de turboalimentación. Recibía un V8 más pequeño, de 3.9 litros, pero que gracias a la inducción forzada llegaba a los 560 HP. Pese a lo interesante que parecía, el California T sólo duró dos años en producción, para dar paso a un vehículo con estética más agresiva y, por supuesto, más poder: el Portofino.
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NADA TIENE DE BÁSICO
El V8 3.9 litros es heredado del bestial 488 GTB de 670 HP (eso es más de lo que ofrecía un Enzo), aunque tiene un salida más “moderada” de 600 caballos de fuerza, suficientes para colocarse en la parte alta de su segmento. Ofrece 760 Nm (560 lb-pie), dosificados por una transmisión de doble embrague de siete relaciones con la tercera generación del diferencial electrónico Ferrari, con lo que declara un 0 a 100 en 3.5 segundos y una máxima de 320 km/h.
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